La temperatura es una fuerza capaz de influir en todo tipo de elementos de diversas formas. Desde cosas sencillas como un vaso de agua, hasta edificios enteros, si se dan las condiciones adecuadas. Y, por supuesto, los neumáticos no quedan fuera de la ecuación. En este artículo explicaremos de qué formas distintos tipos de temperatura afectan a los neumáticos.
Calor
Cuando hablamos de temperatura como fuerza, lo más seguro es que la mayoría de la gente piense en temperaturas altas. Y con razón, las altas temperaturas suelen ser una fuerza cuyo impacto tiende a notarse más.
El principal impacto que puede tener el calor sobre los neumáticos es cómo los desgasta más rápido. La temperatura elevada calienta las superficies como el asfalto que los vehículos recorren, lo que provoca que el roce constante le pase factura más rápido a la banda de rodadura.
El otro aspecto donde el calor afecta en sus neumáticos, es en su presión. Cuando la temperatura es elevada, el aire de los neumáticos se calienta, aumenta su volumen, y con él la presión. Esto puede hacer que el vehículo sea menos estable si no se controla adecuadamente.
Frío
El calor no es lo única forma en la que la temperatura deja su marca. Las temperaturas bajas también actúan como una fuerza a tener en cuenta, aunque, en la mayoría de casos, de forma más sutil.
Al igual que con el calor, la presión de los neumáticos también se altera con la temperatura baja, aunque de forma opuesta. Cuando hace frío, el aire se contrae, lo que disminuye la presión del vehículo. Una presión baja implica que los neumáticos estarán más desinflados de lo que deberían, y esto puede ocasionar pinchazos.
Ya que los neumáticos están hechos de caucho, el frío les puede afectar negativamente al causar endurecimiento. La pérdida de flexibilidad hará que el manejo y el agarre del vehículo sean peores de lo habitual.
La temperatura es una de esas cosas que la mayoría del tiempo escapa a nuestro control, pero, sabiendo las formas en las que afectan a los neumáticos, es posible prevenir su impacto. Por ejemplo, se puede gestionar la presión teniendo en cuenta sus cambios, o utilizar clases específicas de neumáticos de distinta composición y diseño según la época del año.